Esta es la historia de la Paradoja de Abilene, de Jerry Harvey:
En una calurosa tarde una joven pareja y los padres de la mujer se encuentra jugando cartas en la terraza. El marido cree que deberían salir -no porque él quiera, sino porque cree que a los demás les gustaría- así que propone un viaje a Abilene. Su esposa, de inmediato, responde diciendo que es una gran idea. El suegro, a pesar de que sabe que el camino es largo, piensa que mostrar desacuerdo iría contra la tendencia del grupo y acepta ir al viaje. La suegra, dadas las circunstancias, responde de inmediato: "Por supuesto, no he ido a Abilene en mucho tiempo". En efecto, el viaje es largo y caluroso, y cuando llegan a Abilene, la comida es en extremo desagradable. Cuando regresan a casa, el esposo dice, de manera mentirosa: "Fue un buen viaje, ¿no?", y la suegra responde que en realidad no quería ir, pero que aceptó porque el resto del grupo estaba emocionado. Pronto, descubren que los cuatro habían aceptado hacer el viaje por la misma razón y, en realidad, todos fueron a un viaje al que ninguno quería ir.
Este es un buen ejemplo de cómo, por seguir ideas y corrientes que asumidos como predominantes de un grupo, cada individuo puede decidir en contra de lo que piensa. Y por necesidad de pertenencia o no quedar fuera de la manada, tomar caminos que hasta pueden ser nocivos para ese grupo que supuestamente se trata de agradar.
Este aspecto, el de ser crítico y ver distintos puntos de vista es fundamental en el análisis de riesgos. El mantener una visión independiente y formular escenarios que pueden significar una debilidad para la Empresa, son fundamentales para estar preparados y tomar los recaudos suficientes.
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